La importancia de la accesibilidad en las calles

La inclusión de nuevos proyectos inmobiliarios y arquitectónicos supone un ámbito económico cada vez más dilatado, pese a ello, nuestras ciudades todavía no son del todo utilitarias, o por lo menos, no para las minorías.
La prevención de accidentes para las personas con discapacidad y falta de movilidad constituye uno de los aspectos imprescindibles a evaluar para modificar, planificar y estructurar correctamente las vías de tránsito. El problema de la inaccesibilidad o poco esmero en la construcción de alternativas que faciliten a discapacitados condiciones favorables de acceso, no fomenta una visión de igualdad, por el contrario, advierte una situación lamentable: se suman más barreras que superar para los discapacitados, y, en este caso, las barreras son insertadas por el ser humano y no por la naturaleza.
Así es. Desolador es caminar por determinadas arterias viales y contemplar aceras en demasía inclinadas, donde una silla de ruedas puede con facilidad abatirse, baldosas extremadamente resbaladizas -lo suficiente como para propiciar deslizamientos-, tubos de luz erigidos en medio de andenes y hasta escalones imposibles configurando el cuadro perfecto para un evento de riesgo. Sin duda, es presenciar frente a frente impedimentos que debilitan las condiciones de vida de quienes no caminan. La importancia de la accesibilidad en las calles se ve acrecentada si en situación de sensatez nos detenemos a pensar en personas discapacitadas que trabajan, estudian y hacen vida en el ajetreo de las calles, son ellos también merecedores de gozar de espacios en función a sus necesidades primordiales para el bienestar.
Quizás sea conveniente dar una mirada más profunda a obstáculos arquitectónicos comunes en las grandes metrópolis tales como locales impenetrables con muros en las entradas, casillas telefónicas inalcanzables y rampas que constantemente permanecen obstaculizadas. Mientras tanto, la inaccesibilidad da raíces a la perspicacia, así pues, un número importante de usuarios optan por el alquiler de sillas de ruedas más ergonómicas para contrarrestar la situación de desagrado; las sillas de ruedas ligeras son precisamente adecuadas para que maniobrar y desplazarse con soltura en las calles, pese a las malas condiciones, resulte muy simple.
El alquiler de sillas de ruedas corresponde a pacientes que no se pueden permitir la compra de un equipamiento nuevo, no obstante, sustituye enormemente una carencia latente. La propuesta: simple. Vencer una contrariedad sabiendo que, si bien es imposible a corto plazo moldear las calles a favor de los afectados, se pueden tomar acciones para surtir con instrumentos de movilidad apropiados a las personas que padecen algún tipo de discapacidad.

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